diumenge, 29 de desembre del 2013

28-12-13                               Si vis pacem….
12:05 A.M. El taxi me deja, a petición mía, a dos calles de mi destino.
¿Barrio Gótico? Calles oscuras sin sol, encuentro el sitio, una vieja tienda de electrodomésticos de puerta madera azul descolorida y desvencijada que acciona una campanilla afónica al entrar.
Aparece un tipo desagradable, edad sesenta o cien…sucio, gafas rotas de pasta en la punta de la nariz y jersey agujereado gris, necesitado de lavado, el jersey y él. Lo lleva mal abrochado encima de un prominente vientre.
Hablo, el asiente con una mueca en su mal afeitado rostro. Me indica con un gesto que pase a la parte de atrás. – Estaremos más cómodos-, dice.
Más mierda aún si cabe, un perro con sarna durmiendo en el suelo. El tipo me da la espalda y coge un maletín increíblemente pulcro, disonante con su entorno. Lo pone encima de una mesa y lo abre. Miro.
Bueno, no está mal, la P99, dos cargadores con 9mm parabellum Hydra shock de punta hueca y dos de perforadoras  con recubrimiento de silicona. Un silenciador casero, una sobaquera, parece correcto.
Monto el silenciador, hago un barrido de la habitación, hubiese preferido la PPS pero poca capacidad. Quizás necesite las 16 balas de la P99.
El tipo me sonríe…dice- ¿mal bicho eh? Con esto puede correrse una buena juerga ¿eh amigo?…
Compruebo el mensaje en el teléfono otra vez, está la dirección y termina con las letras VM.
Eso significa, vía muerta. Sonrío al desgraciado, -¡flop!-le disparo entre los ojos.
Magnífico, un trabajo excelente este silenciador. El perro sólo se ha despertado al caer el cuerpo al suelo. Empieza a lamer la sangre de su amo que se desparrama sobre el linóleo.Recojo el casquillo y la bala incrustada en la pared.
Guardo todo en el maletín. Hago una última comprobación. Aparte del estucado veneciano de sesos en la pared, lo dejo todo igual que cuando entré.

Vuelvo a mi apartamento, me cruzo en el portal con una pareja joven que sale, me saludan, les saludo, deben ser los compañeros de Daniella. Llamo a casa del casero para decirle que tengo una fuga en uno de los radiadores, parece buena persona, pero creo que es demasiado curioso. Tendré que vigilarlo.

 Es la hora de comer, se me ha abierto el apetito. Creo que aún queda pollo de ayer en la nevera, sí. Pongo en marcha el horno y el mp3, Henri Salvador, Jardin d’hiver. Después echaré una siesta.

Ahora ya estoy preparado para mi cena con Percy.


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