DE ÁNGELES CAIDOS Y GIN TONICS CAP X
Dimitri no ha cambiado mucho desde la última vez que le vi.
Su pelo cortado a cepillo sigue siendo rubio, quizás
ligeramente canoso ahora. Su tez blanca con pecas está enrojecida por el sol,
de España dice.
Sus ojos grises desmienten la sonrisa con la que pretende
obsequiarme.
Ha entrado sin llamar en mi habitación, al fin y al cabo es
su casa y bueno, Dimitri tiene estos detalles.
Le ha precedido una risotada detrás de la puerta y un ligero
murmullo de respuesta, Monique.
Como un vendaval se ha dirigido a mi cama con los brazos
abiertos.
-¡Kurt, hijo de la gran puta! Ni con un tiro en el estómago
hay cojones de acabar contigo. Jajajaja, -se ríe el muy cabrón.
Se inclina sobre mí y me da un abrazo parecido a un oso que
hace crujir en medio de infinito dolor todas mis costillas.
-El doctor me ha dicho que estás asombrosamente bien, y debes estarlo, para eso le pago, para que
recomponga a mis amigos.
Debido a la naturaleza de los negocios de Dimitri, sus
amigos deben tener necesidad de ser recompuestos con frecuencia-pienso yo.
-Vístete, te espero fuera, en el salón, debo contarte cosas-
me ordena acabando así con su bienvenida y sale tan rápido como ha entrado, es
así mi buen amigo Dimitri.
Media hora después un guardaespaldas alto como un pino de
los Cárpatos me abre la puerta de un impresionante salón recubierto de pinturas
pre revolucionarias con rostros que nos contemplan con semblante adusto.
Probablemente, pienso, fueron fusilados todos después de lo de Ekaterinburgo.
Se les debió borrar el gesto altivo delante del pelotón de ejecución.
Dentro, Dimitri con
un vaso de vodka en la mano habla con una figura femenina sentada en un sofá de
la cual solo veo una mano sosteniendo un cigarrillo. La fina mano de Monique.
-Joder Kurt,-vuelve su rostro rubicundo hacia mí-mi abuela
se vestía más deprisa con noventa años que tu.
Le ignoro, beso a Monique en los labios, ligeramente.
-¡Bien! ¿Podemos empezar? Le estaba contando a nuestra dama
que he estado haciendo preguntas, un poco por aquí un poco por allá.
En el lenguaje de Dimitri eso podía significar cualquier cosa,
alrededor del mundo o sin salir de casa.
-No me entretendré mucho explicándote como coño te salvamos,
te basta con saber que por puta casualidad yo estaba en LLoret de Mar, por
negocios con el alcalde y unos arquitectos, cuando Monique me llamó a través de
Nikolay desde Amberes.
Me dijo donde encontrarte, te había seguido una de sus
chicas, ya sabes, el procedimiento habitual. Tu teléfono en Barcelona estaba
intervenido, por eso supimos en que restaurante habías quedado con Carla,
grandísimo idiota! Aún así llegamos tarde. Al menos para ahorrarte el balazo,
jajajaja. Te está bien empleado por comer con escorpiones joder!
No es agradable oir las verdades, miro al suelo, como avergonzado.
-Por suerte, mi jet estaba en Barcelona, Natasha quería
comprar algo, no sé, algo que ponerse para sus fiestas. Y mi jet está medicalizado,
nunca se sabe cuándo se puede necesitar una aspirina, jajaja.
O sea, que debía mi vida a la desconfianza de Monique, a
unos diamantes de Amberes, a la corrupción inmobiliaria de España y las compras
en Chanel de Nastasha, la hermosa e infiel mujer de Dimitri.
Sacudo la cabeza mientras Dimitri sigue contándome cómo
Percy y Carla lo organizaron todo, su parentesco, la caída de Amberes,
Fassbender…yo.
Mientras habla, miro a Monique, haciéndole con la mirada la
pregunta que corre por mi cabeza en estos momentos. _¿ por qué nos ayuda
Dimitri? – creo que ella está tan sorprendida como yo. No dice nada mientras bebe su Jodhpur reserve. Hay que
reconocer que Dimitri tiene un bar bien provisto. Su mayordomo inglés debe ser
excepcional.
Adivinando nuestro cruce de miradas dice.
-Os estáis preguntando por qué no os he envuelto en papel de
celofán con un lacito rosa y os he dejado delante de la puerta de Percy, verdad?
Apura su Vodka, pero se sirve otro.Sin soltar el vaso, Dimitri núnca suelta nada.
-La respuesta es que... Percy ha querido acaparar demasiado,
no solamente ha destruido vuestra organización, sino que ha metido su sucia
zarpa llena de lasaña en asuntos que considero de mi competencia exclusiva, que digamos. Y eso no puedo
tolerarlo.
-Lamentablemente- le digo- no estamos en condiciones de
ayudarte en estos momentos, ya ves en qué estado nos encontramos, por no hablar
de que hemos perdido toda nuestra infraestructura, verdad Monique?.
Ella asiente..
-Bah-escupe nuestro anfitrión.
-Es cierto que ahora estáis los dos hechos una mierda, pero
en unos días el doctor dice que Monique podrá volver a ver con los dos ojos y
sólo le quedará una cicatriz de la cual nos ocuparemos a su debido tiempo. Y en
cuanto a ti, jajaja, en dos días quiero verte en el campo de tiro con mis
muchachos, necesitan los consejos de una vieja gloria como tú. Algunos son
demasiado nerviosos con el gatillo ya sabes. Os necesito pareja, solo vosotros
sois capaces de dar caza a ese viejo león del desierto de Percy y a la pantera
de su hija. Si me echáis una mano en este asunto os prometo que nunca más os tendréis
que preocupar de nada.
Jamás creí llegar al día en que Dimitri nos propusiera un
plan de jubilación.
-En cuanto a la infraestructura, no os preocupéis, tengo de
todo y más, aparte de los propios, que son muchos, cuento con los recursos de
mis antiguos amigos del Centro( entiéndase el KGB). Ahora descansad, pero
mañana empezamos.
Nos mira alternativamente, esperando una respuesta. Yo acepto.
Después de Carla, ya nada me importa.
Monique deja el gin tonic en la mesilla luis XVI levantándose
lentamente.
-Dubois es mío- dice con la mirada perdida , supongo, en los azules ojos ausentes de Laura- Puedes quedarte con Percy y con
Carla, Kurt, pero Dubois es mío.
Un ángel caído atraviesa
el salón, la temperatura desciende varios grados bajo cero, incluso una mente
tan materialista y simplista, que no simple como la de Dimitri se impresiona, asintiendo silenciosamente
en señal de aceptación. El vello de todo mi cuerpo se eriza mientras contemplo
el medio bello rostro cual Medusa de Monique sentenciar a muerte al asesino de Laura.
Sale del salón con una elegancia innata.
-Kurt…amigo mío, escucha,
Dimitri Lébedev, antiguo coronel del KGB, traficante, asesino,
apoya su zarpa de oso del Cáucaso en mi hombro haciéndome daño. Le miro a los
ojos.
- No dejes que le ocurra nada, por el amor de dios, cuida de
ella.
Me sorprende la
calidez y seriedad de la mirada de Dimitri mientras pronuncia estas palabras y
entonces adivino quizás la principal razón por la cual está de nuestro lado.
Sale él también dejándome solo, me dejo caer en el sillón que
aún conserva el olor del Benson & Hedges de ella.
Dimitri ama a Monique.
Y solo al fin, en un salón inmenso, con una cicatriz en el
estómago y otra más profunda en el alma, suelto a los serios retratos de los
antepasados zaristas de Dimitri que recubren sus paredes, una enorme, ruidosa,
sarcástica, carcajada.
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