diumenge, 1 de juny del 2014

DE ÁNGELES CAIDOS Y GIN TONICS CAP X


Dimitri no ha cambiado mucho desde la última vez que le vi.
Su pelo cortado a cepillo sigue siendo rubio, quizás ligeramente canoso ahora. Su tez blanca con pecas está enrojecida por el sol, de España dice.
Sus ojos grises desmienten la sonrisa con la que pretende obsequiarme.
Ha entrado sin llamar en mi habitación, al fin y al cabo es su casa y bueno, Dimitri tiene estos detalles.
Le ha precedido una risotada detrás de la puerta y un ligero murmullo de respuesta, Monique.
Como un vendaval se ha dirigido a mi cama con los brazos abiertos.

-¡Kurt, hijo de la gran puta! Ni con un tiro en el estómago hay cojones de acabar contigo. Jajajaja, -se ríe el muy cabrón.

Se inclina sobre mí y me da un abrazo parecido a un oso que hace crujir en medio de infinito dolor todas mis costillas.

-El doctor me ha dicho que estás asombrosamente bien,  y debes estarlo, para eso le pago, para que recomponga a mis amigos.

Debido a la naturaleza de los negocios de Dimitri, sus amigos deben tener necesidad de ser recompuestos con frecuencia-pienso yo.

-Vístete, te espero fuera, en el salón, debo contarte cosas- me ordena acabando así con su bienvenida y sale tan rápido como ha entrado, es así mi buen amigo Dimitri.

Media hora después un guardaespaldas alto como un pino de los Cárpatos me abre la puerta de un impresionante salón recubierto de pinturas pre revolucionarias con rostros que nos contemplan con semblante adusto. Probablemente, pienso, fueron fusilados todos después de lo de Ekaterinburgo. Se les debió borrar el gesto altivo delante del pelotón de ejecución.
 Dentro, Dimitri con un vaso de vodka en la mano habla con una figura femenina sentada en un sofá de la cual solo veo una mano sosteniendo un cigarrillo. La fina mano de Monique.

-Joder Kurt,-vuelve su rostro rubicundo hacia mí-mi abuela se vestía más deprisa con noventa años que tu.

Le ignoro, beso a Monique en los labios, ligeramente.

-¡Bien! ¿Podemos empezar? Le estaba contando a nuestra dama que he estado haciendo preguntas, un poco por aquí un poco por allá.

En el lenguaje de Dimitri eso podía significar cualquier cosa, alrededor del mundo o sin salir de casa.

-No me entretendré mucho explicándote como coño te salvamos, te basta con saber que por puta casualidad yo estaba en LLoret de Mar, por negocios con el alcalde y unos arquitectos, cuando Monique me llamó a través de Nikolay desde Amberes.
Me dijo donde encontrarte, te había seguido una de sus chicas, ya sabes, el procedimiento habitual. Tu teléfono en Barcelona estaba intervenido, por eso supimos en que restaurante habías quedado con Carla, grandísimo idiota! Aún así llegamos tarde. Al menos para ahorrarte el balazo, jajajaja. Te está bien empleado por comer con escorpiones joder!

No es agradable oir las verdades, miro al suelo, como avergonzado.

-Por suerte, mi jet estaba en Barcelona, Natasha quería comprar algo, no sé, algo que ponerse para sus fiestas. Y mi jet está medicalizado, nunca se sabe cuándo se puede necesitar una aspirina, jajaja.

O sea, que debía mi vida a la desconfianza de Monique, a unos diamantes de Amberes, a la corrupción inmobiliaria de España y las compras en Chanel de Nastasha, la hermosa e infiel  mujer de Dimitri.
Sacudo la cabeza mientras Dimitri sigue contándome cómo Percy y Carla lo organizaron todo, su parentesco, la caída de Amberes, Fassbender…yo.
Mientras habla, miro a Monique, haciéndole con la mirada la pregunta que corre por mi cabeza en estos momentos. _¿ por qué nos ayuda Dimitri? – creo que ella está tan sorprendida como yo. No dice nada  mientras bebe su Jodhpur reserve. Hay que reconocer que Dimitri tiene un bar bien provisto. Su mayordomo inglés debe ser excepcional.
Adivinando nuestro cruce de miradas dice.

-Os estáis preguntando por qué no os he envuelto en papel de celofán con un lacito rosa y os he dejado delante de la puerta de Percy, verdad?

Apura su Vodka, pero se sirve otro.Sin soltar el vaso, Dimitri núnca suelta nada.

-La respuesta es que... Percy ha querido acaparar demasiado, no solamente ha destruido vuestra organización, sino que ha metido su sucia zarpa llena de lasaña en asuntos que considero de mi competencia  exclusiva, que digamos. Y eso no puedo tolerarlo.
-Lamentablemente- le digo- no estamos en condiciones de ayudarte en estos momentos, ya ves en qué estado nos encontramos, por no hablar de que hemos perdido toda nuestra infraestructura, verdad Monique?.

Ella asiente..

-Bah-escupe nuestro anfitrión.
-Es cierto que ahora estáis los dos hechos una mierda, pero en unos días el doctor dice que Monique podrá volver a ver con los dos ojos y sólo le quedará una cicatriz de la cual nos ocuparemos a su debido tiempo. Y en cuanto a ti, jajaja, en dos días quiero verte en el campo de tiro con mis muchachos, necesitan los consejos de una vieja gloria como tú. Algunos son demasiado nerviosos con el gatillo ya sabes. Os necesito pareja, solo vosotros sois capaces de dar caza a ese viejo león del desierto de Percy y a la pantera de su hija. Si me echáis una mano en este asunto os prometo que nunca más os tendréis que preocupar de nada.

Jamás creí llegar al día en que Dimitri nos propusiera un plan de jubilación.

-En cuanto a la infraestructura, no os preocupéis, tengo de todo y más, aparte de los propios, que son muchos, cuento con los recursos de mis antiguos amigos del Centro( entiéndase el KGB). Ahora descansad, pero mañana empezamos.

Nos mira alternativamente, esperando una respuesta. Yo acepto. Después de Carla, ya nada me importa.
Monique deja el gin tonic en la mesilla luis XVI levantándose lentamente.

-Dubois es mío- dice con la mirada perdida , supongo, en los azules ojos ausentes de Laura- Puedes quedarte con Percy y con Carla, Kurt, pero Dubois es mío.

Un ángel caído  atraviesa el salón, la temperatura desciende varios grados bajo cero, incluso una mente tan materialista y simplista, que no simple como la de Dimitri se impresiona, asintiendo silenciosamente en señal de aceptación. El vello de todo mi cuerpo se eriza mientras contemplo el medio bello rostro cual Medusa de Monique sentenciar a muerte al asesino de Laura.
Sale del salón con una elegancia innata.

-Kurt…amigo mío, escucha,

Dimitri Lébedev, antiguo coronel del KGB, traficante, asesino, apoya su zarpa de oso del Cáucaso en mi hombro haciéndome daño. Le miro a los ojos.

- No dejes que le ocurra nada, por el amor de dios, cuida de ella.

 Me sorprende la calidez y seriedad de la mirada de Dimitri mientras pronuncia estas palabras y entonces adivino quizás la principal razón por la cual está de nuestro lado.
Sale él también dejándome solo, me dejo caer en el sillón que aún conserva el olor del Benson & Hedges de ella.

Dimitri ama a Monique.


Y solo al fin, en un salón inmenso, con una cicatriz en el estómago y otra más profunda en el alma, suelto a los serios retratos de los antepasados zaristas de Dimitri que recubren sus paredes, una enorme, ruidosa, sarcástica, carcajada.

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